martes, 10 de febrero de 2015

El Ozono:

El ozono es un gas incoloro, invisible y de olor agradable, formado por tres átomos de oxígeno (O3), al contrario que el oxígeno que respiramos, formado por sólo dos átomos de oxígeno (O2). Esta molécula de ozono tiene una fuerte tendencia a desprenderse de uno de los átomos de oxígeno, cediéndolo a otros compuestos, por lo que se trata de un compuesto muy reactivo.
El Ozono en la capa estratosférica, entre los 20 y 50 km de altura, está formándose y destruyéndose constantemente absorbiendo las radiaciones ultravioleta (UV) que llegan desde el sol. El ozono a esta altura forma lo que se conoce como "Capa de Ozono" y es claramente beneficioso. Sin embargo, este ozono estratosférico poco o nada tiene que ver con el ozono que se puede encontrar a nivel superficial o troposférico, donde se convierte en un contaminante atmosférico peligroso que hay que evitar.
A nivel troposférico el ozono se convierte en una molécula extremadamente reactiva que tiende a oxidar a otros compuestos, con lo que, a determinadas concentraciones, tiene efectos corrosivos sobre ciertos materiales e irritantes sobre las mucosas y tejidos de los seres vivos.
El ozono existe de una forma natural en la troposfera debido a determinadas incursiones de la estratosfera y a los procesos naturales que tienen lugar en la biosfera a partir de la emisión de óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles procedentes de la vegetación, procesos de fermentación y volcanes. Sin embargo, este ozono en ningún momento alcanza una concentración peligrosa. Es por las emisiones producidas de forma artificial cuando el ozono se puede convertir en un problema de contaminación atmosférica grave.
El Ozono (O3) no se emite directamente por ninguna fuente contaminante de emisión, sino que se forma en la atmósfera por la reacción de contaminantes primarios. Es lo que se denomina un contaminante secundario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario